Albert Alcaine¿Sentarse y no hacer nada? Si alguien te propone hacer ese plan, seguramente tu mente se irá a la lista de tareas pendientes o cosas “mejores para hacer”. Resulta curioso, porque tal vez tenemos la sensación de que el día no tiene horas suficientes para hacer frente a todo lo que debemos hacer, pero cuando no estamos haciendo nada conectamos, rápidamente, con los dispositivos móviles para hacer algo online o responder a algún comentario de alguna red social en una búsqueda continuada e incansable de entretenimiento.
Pero, ¿has pensado en el aburrimiento como una opción válida, para hacer?
La neurociencia explica que el aburrimiento no tiene demasiada buena fama, pero en realidad contribuye al aumentar la creatividad, el compromiso con las tareas y la productividad laboral, ¡sí! ¡Aburrirnos mejora en cómo producimos en el trabajo!
En un estudio publicado en la revista Science se describe un experimento en el que personas preferían darse una leve descarga eléctrica a estar solas con sus pensamientos .
☝🏻 En el experimento se pidió a un grupo de personas que se sentaran en silencio durante 15 minutos en una habitación para no hacer nada. La alternativa era pulsar un botón y darse una descarga eléctrica. Aunque recibir una descarga física es desagradable, muchas personas – sobre todo hombres – lo prefirieron antes de verse privados de estímulos sensoriales externos.
Es como si estuviéramos huyendo todo el rato de nuestros pensamientos y buscando con cierta ansiedad algo que nos atrape, sin espacio para pensar dónde queda la introspección. Es el miedo a estar solo con uno mismo.
El cerebro trabaja 24 horas al día, 7 días a la semana, incluso cuando dormimos, el cerebro trabaja: escucha, detecta y gestiona los factores estresantes para mantenernos sanos y salvos. El cerebro busca soluciones, toma decisiones y piensa en posibilidades, incluso cuando no somos conscientes de ello. Sin vacaciones. Sin descanso.
En Italia, el Il dolce far niente (“el dulce de no hacer nada”) forma parte de la cultura de un país donde el descanso, el placer de no hacer nada, es parte de la vida.
No hablamos de hacer una gacha, es algo más profundo: se trata de dejar a un lado el ritmo de lo cotidiano y dedicar un momento a la introspección, la relajación y la conciencia de vivir el momento.
Alicia Walf, neurocientífica e investigadora del Departamento de Ciencias Cognitivas del Instituto Politécnico Rensselaer de EE.UU. afirma que es fundamental para la salud cerebral dejarse aburrir, de vez en cuando. El aburrimiento mejora las conexiones sociales, de hecho, el cerebro tiene una red de “modo de omisión” que se activa cuando nos desentendemos de hacer cosas, fomentando ideas creativas, rellenando las reservas que tenemos bajas y proporcionando un período de incubación para que nazcan ideas que tenemos en un estadio embrionario, lo que en inglés llaman momentos insight o de inspiración.
En un estudio publicado en Academy of Management Discoveries, los investigadores aburrieron a un grupo de personas dándoles instrucciones para clasificar judías por colores, mientras que a otro grupo se les encomendó una tarea más interesante . A continuación se les pidió que inventaran excusas para llegar tarde. El grupo aburrido superó a los homólogos tanto en número como en creatividad de ideas, a juicio de un grupo externo objetivo.
Estamos aburridos porque tenemos muchos estímulos, y así acabamos necesitando más y más estímulos para evitar el aburrimiento. Es un círculo vicioso.
Sandi Mann trabajó como dependienta en una tienda de ropa y revisora de pruebas citológicas antes de decidirse a publicar lo que es el último gran análisis del aburrimiento , no para hacerse la poeta atormentada, sino para explicar por qué es recomendable aburrirse.
Como el sueño es un momento importante y productivo para el cerebro, el tiempo de inactividad es vital para nuestra mente y nuestro bienestar.
Huir del aburrimiento no es lo mismo que ocupar nuestro día con actividades diferentes: hay que realizar tareas diversas, pero también es importante dedicarnos un rato a no hacer nada porque la nuestra mente pueda desconectar, descansar y crear: es una inversión para tener la mente fresca, despierta y creativa.
El aburrimiento ha sido el motor del ingenio: Newton con la Ley de la Gravedad, Descartes con El discurso del método, Adam Smith con La riqueza de las naciones son solo algunos ejemplos.
Hemos aumentado nuestra esperanza de vida, logrado vacaciones pagadas, jubilación e incluso semanas de 35 horas. Hemos inventado muchas cosas para ir más rápido y aliviar nuestro día a día: coche, microondas, lavadora, ordenador… Hemos ganado tiempo, mucho tiempo, pero ¿qué hemos hecho de este?
Tenemos olvidado vivir lentamente sin que nos vibre el bolsillo, acabamos la jornada laboral y nos preocupa en qué podemos ocupar el tiempo: el gimnasio, la serie de moda… Ocupamos la agenda con cosas que necesitamos hacer, y no dejamos agujeros porque el cerebro nos guíe hacia cosas que no habíamos pensado o, simplemente, a no hacer nada.
Byung-Chul Han, el pensador de referencia del nuevo milenio y el que con mayor dureza critica los vicios de la sociedad ultraconectada, se ha buscado un hobby para aburrirse un poco: la jardinería .
El aburrimiento en un momento dado es bueno, porque te ayuda para descubrir lo que te gusta o imaginar actividades nuevas, más allá de las modas.
La hiperactividad explicaría tendencias como la locura de las clases extraescolares. Estas actividades, que normalmente eligen a los padres en un intento de formar y diversificar los recursos de ocio de sus hijos, acaban provocando el efecto contrario: posiblemente los niños que no han tenido que gestionar espacios de aburrimiento tendrán más dificultades para gestionar un pensamiento independiente, menor capacidad creativa y de improvisación.
Si hay algo peor que perder la cabeza, es quedarse atrapado solo. ¿No lo ves así?
📎 Alcaine, A. [Albert]. (2024, 08 agosto). ¡Disfruta del aburrimiento!. PsicoPop. https://www.psicopop.top/es/disfruta-del-aburrimiento/
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