Los debates intensos y las peleas entre los seguidores del fútbol tienen un mismo patrón neuronal: alteran dos regiones cerebrales que controlan los impulsos y buscan el consenso, de ahí que las personas inmersas en grupos, a veces pierdan su individualidad, corren riesgos que normalmente evitarían y se avecinan a extraños con una hostilidad no provocada.
Dos ejemplos bastante corrientes de estos conflictos intragrupales son los debates políticos y las peleas entre los fanáticos del fútbol, donde, a menudo, estos conflictos polarizados pueden deteriorar en serio las relaciones entre grupos, casi siempre con consecuencias destructivas.
Un estudio realizado en la Universidad Normal de Beijing ha encontrado los patrones cerebrales que se encuentran detrás de estas reacciones . La corteza prefrontal dorsolateral se encarga de las funciones ejecutivas, como la memoria de trabajo, la flexibilidad cognitiva, la planificación, la inhibición y el razonamiento abstracto. La unión temporoparietal se relaciona con el proceso cerebral que permite a las personas centrar su atención en las cosas o, en este caso, en las personas.
La investigación ha descubierto que cuando se produce una violencia intragrupal, estas dos regiones cerebrales tienen un papel determinante en los miembros de los grupos implicados .
Si bien cuando los individuos del grupo están tranquilos, las conexiones entre estas dos áreas son estables y fluyen, cuando existen tensiones, las conexiones se intensifican y propician la hostilidad intergrupal.[ /blockquote]
Lo curioso es que cuanta más hostilidad existe, mayor es la sincronización de la parte derecha de estas dos áreas cerebrales.
Este estudio no es nuevo: una investigación anterior ya había determinado que la corteza prefrontal dorsolateral podría estar involucrada en el engaño y la mentira, ya que inhibe la tendencia natural de decir la verdad . De hecho, cuando esta zona está dañada, se reduce la unión temporoparietal para tomar decisiones éticas.
El resultado de esta investigación es interesante, porque pone luz a uno de los aspectos más relevantes de la conflictividad social: los conflictos psicosociales o subjetivos, cuyas causas se atribuyen a factores psicológicos.
Lo que podría ser un hallazgo casual y, quizás, con pocas aplicaciones prácticas más allá del conocimiento, es un punto de partida para otras cuestiones primordiales: la literatura de los últimos cien años ha sugerido que los pacientes con la enfermedad de Parkinson tienen rasgos de personalidad característicos como la laboriosidad, la seriedad y la inflexibilidad.
También se han calificado de “honestos”, lo que indica que tienen tendencia a no engañar a los demás. Sin embargo, estos rasgos de personalidad pueden estar realmente asociados a una disfunción de regiones específicas del cerebro afectadas por la enfermedad.
En un reciente estudio se demuestra que los pacientes con enfermedad de Parkinson son realmente “honestos” y que este rasgo de personalidad podría derivarse de la disfunción de la corteza prefrontal .
Parece que la especie humana, pronto, podría ser aún más previsible, ¿no?
📎 Alcaine, A. [Albert]. (2024, 11 agosto). La crispación social y política tienen un mismo patrón neuronal. PsicoPop. https://www.psicopop.top/es/crispacion-social-politica-patron-neuronal/
📖 Referencias: