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La invalidación de las emociones

Maneras sencillas de dañar tu universo emocionales

por Albert AlcaineAlbert Alcaine
33 lecturas

No sufras, eso no es nada” o “eres un exagerado porque todo te lo tomas mucho a la valiente“… Frases como estas están invalidando tus emociones. Hay muchas formas de invalidar tus emociones y, de hecho, puede incluso ser un problema recurrente en tu relación de pareja.

Permitir que otra persona tenga su espacio y su capacidad emocional individual, no todo el mundo lo entiende ni lo facilita.

La validación emocional es una herramienta de comunicación esencial, un canal fantástico para expresar amor y aceptación en el seno de las relaciones. Hacerlo – y hacerlo bien – es un nutriente básico en la crianza, en el desarrollo psicológico de los más pequeños y el lenguaje que debemos emplear en todo tipo de vínculo con las personas que nos rodean.

Hablar de nuestras emociones es un reto y un ejercicio de confianza, cariño y respeto que no es posible tener con todo el mundo, y por eso debemos ser selectivos con las personas con las que compartimos nuestro universo emocional. Decir desde el corazón un “te entiendo” o “entiendo por lo que estás pasando” o, más aún, “entiendo por qué esta situación te genera molestia” es una forma de validación emocional importante .

Muchas veces, más que consuelo, deseamos sentirnos escuchados y validados, saber que alguien es capaz de empatizar con nuestras emociones, que nos comprende y que nos apoya.[ /blockquote]

La invalidación emocional es un fenómeno más complejo de lo que parece: incluso nosotros mismos invalidamos, a menudo sin saberlo, los estados emocionales nuestros y de los demás, porque desde pequeños se nos han inculcado unos códigos, unas formas y percepciones erróneas. “Tranquilo, no pasa nada, tarde o temprano pasará“… Consolamos y ofrecemos apoyo con toda la buena intención sin saber que esa buena intención, a veces, coarta y bloquea.

La correcta validación de la madre para con sus hijos. La crianza favorece el buen desarrollo de la conciencia emocional y la salud psicológica de los niños el día de mañana .

¿Vale la pena el esfuerzo de responder a la invalidación emocional? Podemos hacernos algunas preguntas para aclarar nuestros objetivos y opciones:

  • ¿Estamos cerca de esa persona?
  • ¿Nos importa su opinión?
  • ¿Esta persona ha estado interesada en comprender nuestros sentimientos en el pasado?
  • ¿Es un buen uso de nuestro tiempo y energía ayudar a comprender nuestros sentimientos?
  • ¿Esta persona suele invalidar nuestros sentimientos?

Así nos daremos cuenta de que, en ocasiones, no vale la pena intentar que un extraño o, incluso, un conocido comprenda nuestros sentimientos. Cuanto más estrecha es la relación, más importante es que comprenda cómo nos sentimos.

☝🏻 La clave no es dejarse llevar por un debate sobre quién tiene o no tiene la razón, sino al establecer un límite que indique cómo queremos que nos traten y dejar la situación, o la relación, si no se respetan nuestras necesidades.

Es importante, pues, saber cuándo utilizamos estas actitudes y expresiones. Veamos algunas a continuación .

“¡No hay para tanto!”

Reina del drama

¿Cuántas veces lo hemos dicho y nos lo han dicho? Tal vez habrán utilizado un “¡Eso no es nada!“, o “es que tú te preocupas por todo“. Este tipo de expresiones nos hacen sentir como los reyes del drama o, lo que es peor, personas incapaces de abordar las dificultades de la vida, criaturas poco competentes en materia emocional.

Esta frase es muy común y repetida en la infancia.

Toda experiencia que vive una persona es única y debemos respetarla. Grabémonos en fuego.

☝🏻 Observa que validar una emoción no significa que estés de acuerdo: es dar un espacio para que se exprese, la sienta y se perciba acompañado y entendido.

“¿De verdad estás llorando por eso?”

¡Cómo se te ocurre llorar por esta tontería!“, “¿En serio? ¡Si no vale la pena preocuparte por estas cosas!“. Son frases perfectas para dañar la autoestima, ya que actúan como herramienta para minimizar o infravalorar nuestra preocupación, tristeza, decepción o enfado.

Fíjate en que, todavía hoy, la expresión y el desahogo emocional a través de las lágrimas sigue viéndose con incomodidad.

“No deberías sentirte así, debes ser fuerte”

O también “¡Tienes que ser fuerte!“, “No vale la pena sentirse así“, insisten. ¿Pero qué ocurre si ahora mismo me siento abatido, triste y enojado? ¿Soy una persona débil y miserable para experimentar este tipo de emociones? ¡Claro que no!

Estos razonamientos remiten desprecio y superioridad.

Negar la perspectiva emocional de una persona puede hacer que se sienta pequeño, débil e incapaz de gestionar su vida .

“No pienses esto… Sigue adelante”

Démosle la vuelta: imagina que hace más de un año que te estás preparando un maratón, y un mes antes tienes un accidente y te rompes una pierna. Sí, te sientes triste, desolado, enojado… Y alguien muy cercano a ti, que quieres te dice que sigas adelante. ¿Con la pierna rota? ¿Cómo se supone que podrás hacer un maratón con una pata rota?

El dolor está allí: no puedes andar, no puedes moverte y la decepción es enorme después del esfuerzo que has hecho, ¡no la puedes esconder, tapar ni ignorar!

“No voy a discutir esto contigo”

Esta es muy frecuente en las relaciones de pareja: cuando surge alguna discrepancia o cualquier problema, la otra persona nos avisa de que no discutirá con nosotros. Normalmente, se realiza levantando la voz como advertencia o de forma contundente.

Este es un ejemplo de comunicación violenta: no solamente nos invalida, sino que menosprecia nuestra opinión, perspectiva y necesidades.

“Te enfadas por todo, ¡contigo no se puede hablar!”

Una expresión muy conocida en la que se nos dice que todo lo tomamos por el lado malo, y que no se puede hablar con nosotros porque enseguida nos enfadamos. Compartir la vida con alguien, sea un familiar o una pareja, que nos lo repite de forma constante, puede acabar siendo muy lesivo.

“¡No hace falta que te pongas así!”

Que te digan que pares, que te calmes, que no te pongas así… Es otra forma de invalidación emocional. Es probablemente lo más común y frecuente, y ojo vivo: si le decimos a un niño, intensificaremos aún más sus emociones y no le ayudaremos a manejar su realidad interna.

Implica menospreciar la situación, los sentimientos y la experiencia que siente.

“Eres demasiado sensible”

Eres demasiado sensible, ¡todo te afecta!“, como si sobredimensionáramos algunas cosas, como si reaccionáramos de forma demasiado intensa… Lo que nos hace sentir solos e incomprendidos.

“Yo ya he pasado por eso, podría ser peor”

Y sí, es posible que lo haya vivido, pero decirlo así es de alguien que infravalora nuestra realidad emocional al señalarnos que las cosas podrían ser peores… ¡Por supuesto! ¡Siempre pueden ser peores! Pero además, la persona que nos lo dice remarca que ya ha pasado por lo mismo y que “no hay para tanto“.

Cuando alguien sufre, cuando alguien pelea con un instante de elevada complejidad emocional, lo último que esperamos es que recurran a narcisismos del tipo “eso no es nada, el mío fue más importante” o al “es que tú te’ ahogas en un vaso de agua y yo sé nadar entre tiburones“.

Quien no respeta nuestras emociones, no nos respeta como personas.

Otras frases…

  • Quizás no comparto tu emoción, pero respeto que te sientas así.
  • Cuéntame más.
  • Quiero entender lo que te pasa.
  • Siento que estés molesto.
  • ¿Puedo hacer algo por ayudarte?
  • Llora, si lo necesitas.
  • ¿Qué sientes?
  • Entiendo que esto es importante para ti.
  • Te escucho.
  • No sé qué decirte ahora mismo porque estoy bloqueado, pero si quieres, explícame más en profundidad.
  • Recuerda que estoy aquí por lo que necesites.
  • No tienes por qué disculparte por sentirte así: ¡tus sentimientos son importantes!
  • No tienes motivos para ponerte así
  • ¡Qué exagerado eres!
  • ¡Tienes que ser más optimista!
  • ¿Te has enfadado por eso?
  • ¡Tampoco hay por tanto!
  • Deberías aprender a ser más fuerte.
  • Yo también tengo ansiedad porque tengo muchas cosas que hacer.
  • De nuevo así…
  • ¡Eres demasiado sensible!
  • Tienes que ponerle de tu banda para animarte.
  • ¡Hay gente que está peor!
  • Estoy seguro de que no hay para tanto.
  • Probablemente, lo has tomado demasiado de forma personal.
  • Solo necesitas soltarlo.
  • Dios no te da más de lo que puedes manejar.
  • Todo sucede por algún motivo.
  • Le das mucha importancia a todo.
  • Probablemente, no lo hayas entendido bien.

📎 Alcaine, A. [Albert]. (2024, 09 octubre). La invalidación de las emociones. PsicoPop. https://www.psicopop.top/es/invalidacion-de-las-emociones/


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